martes, 2 de febrero de 2010

LA ERMITA DE SAN BLAS.

Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra.com


Encontrándonos en la víspera del día de San blas (día de la Candelaría), aprovechamos la ocasión para trasladar un artículo de la Revista de la Casa de Cádiar en su última edición del mes de febrero, escrito por Paco García Valdarenas, en el que nos aclara el origen, los antecedentes históricos y los valores arquitectónicos de la Ermita de San Blas en Cádiar.

LA ERMITA DE SAN BLAS


En este número de febrero, con motivo de la festividad de nuestro patrón San Blas, aprovecho para dar unas pinceladas históricas sobre su casa.

En el panel informativo que se encuentra en la portada de la ermita a igual que en una lámina que publicó, hace unos años, el periódico Ideal, se indica que fue construida en el siglo XVI, dato totalmente erróneo.

La ermita fue erigida en honor a San Blas en pleno Barroco, siglo XVII, aunque, más bien, en el siglo XVIII; siglos en los que se extiende el culto a los santos patrones para ser suplantados por una advocación mariana.

En el año 1805, el cura de Cádiar certificó que en el pueblo había una ermita dedicada a San Blas, y en un cortijo, dentro de los límites de la feligresía un oratorio, quizás, pueda referirse al cortijo de la paloma.

La Iglesia de Cádiar, sí, fue construida en el siglo XVI, entre los años 1562-1565, (una certificación de 1565 decía que se llevaban gastados en ella 8000 ducados y aún faltaban 300 para terminarla) en estilo renacentista y la única abovedada de la comarca.

Pues bien, a lo largo de la edad Moderna se hicieron muchas ermitas, ubicadas por lo general fuera del casco urbano (circunstancia que se da en la de nuestro pueblo, que era zona de cultivo y por lo elevado del lugar se dedicaba a era para trillar). Generalmente, se solían construir con limosnas de particulares y devotos y, a veces, también las financiaba el municipio; es decir, de patronato municipal. Las Iglesias Parroquiales, sí, se financiaban directamente de la Contaduría.

Entre las características arquitectónicas más relevantes, destacan, la planta de cruz latina (la ermita de San Sebastián en Yátor es de planta de cruz griega); cuenta con una nave de medio cañón que se apoya en pilastras; la capilla mayor es rectangular y está separada de la nave por un gran arco de medio punto. Toda la fábrica es de ladrillo y el cajón es de mampostería. La portada a los pies pertenece al orden toscano con pilastras y entablamento que soporta pirámides. La torre es obra posterior tiene un solo cuerpo de simples vanos.

En los últimos años la susodicha portada ha sido restaurada y desde mi humilde opinión, la remodelación ha sido poco acertada.

El aspecto primitivo de la ermita era toda de ladrillo siendo encalada en el siglo XX.

La ermita desde el punto de vista arquitectónico no tiene gran importancia, pero sí tiene una gran carga devocional y sabor urbano; además de San Blas, se encuentran otras imágenes del devocionario cadiense, como la de San Isidro Labrador.

Fuente de la Información: Artículo publicado en la Revista de la Casa de Cádiar, Yátor y Narila por Paco García Valdarenas.

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