lunes, 19 de octubre de 2009

Pleno Ordinario del Ayuntamiento de Cádiar, 30-09-09.

Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra.com
 
En la página de www.cadiar.com han colgado en soporte sonoro el último Pleno Ordinario del Ayuntamiento de Cádiar, correspondiente al mes de septiembre (30-09-09). Para todos aquellos que quieran seguir más de cerca la actualidad política del ayuntamiento.

El administrador de dicha página también está realizando un extenso reportaje de la Feria del 2009, con fotos de los distintos días de la feria. Se puede ver también el video del Pregón.

Felicitar, una vez más, al administrador de www.cadiar.com, José Miguel Martinez Alcalde, por la importante labor de difusión y promoción de nuestro pueblo que realiza desde su página.

Las huellas del paisaje: EL BARRIO BAJO (2ª parte)

Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra (infocadiar@gmail.com)
 
Continuación del artículo de Paco Alcázar, en el que nos describe el Barrio Bajo, sus paisajes, sus personajes y daguerrotipos.

En la Era de Ermita tiene también lugar una verbena en honor de otro ilustre vecino, San Isidro el Labrador, que mora, como ya dijimos, en la ermita con su santa esposa santa María de la Cabeza. El quince de mayo, o en fechas próximas, aún se celebra una romería y posterior verbena. Los agricultores, los pocos que quedan, invitan al pueblo a una alegre convivencia en la plaza de la ermita, con degustación de habas, jamón y bacalao, acompañados con vino del terreno. Cádiar, a pesar de ser un pueblo de servicios, nunca dejo la agricultura como la atestiguan familias enraizadas en el campo: los "Nenos", los "Pachos", los "Cuscurros", los "Lorentes" y tantos otros (familias de apellidos inequívocamente cristianos, pero más conocidos por sus sobrenombres o apodos a los que tan aficionada era la cultura árabe). Es una fiesta muy querida que tiene su adecuado lugar en esta popular "era".
De la plaza parten calles y callejuelas. Un callejón sin salida, lindante ala ermita. La que se dirige al Barranco Lugar, llamada con toda justeza de la Alfarería, pues no ha poco hubo allí una alfarería llena de vida y de la que nos hicimos eco en el artículo del "Presillo". La calle de Las Parras, empinada y directa a la carretera, y la calle de La Ermita, prolongación de la cuesta y salida natural del pueblo. Pero nosotros nos vamos a dirigir ahora a la zona más amplia del que comienza al coronar la cuesta: calles Zacatín, Humo, Siete Vueltas, Baño, Los Olivos.
Dejaremos para después la calle Humo, donde había un tinao hoy desaparecido, y giraremos a la derecha: por una calleja estrecha, recoleta e íntima, que desemboca en una plazuela y continúa hacia el barranco y el río. Es el Zacatín. La voz "zacatín" procede de la palabra árabe saqqat, ropavejero, cuyo plural es saqqtín. El diccionario de la RAE define "ropavejero" como "persona que vende, con tienda o sin ella, ropas y vestidos viejos, y baratijas usadas". Invito al lector a que me ayude a contemplar con su imaginación esta calle del Zacatín allá en los siglos medievales. Mercaderes asomados a la puerta de sus oscuras covachuelas, adornando las paredes con profusión de chilabas, gorros, babuchas…No falta algún taller de plateros y alpargateros…Al llegar a la plazuela, contemplar el abigarrado mercadillo de perfumes, ajorcas y todo tipo de abalorios, como si visitáramos actualmente la Calderería Vieja del Albaicín granadino.
Compare el curioso lector la disposición de nuestro Zacatín en suave declive y desembocando a su derecha en una minúscula placita, con el Zacatín granadino ligeramente inclinado y desembocando, igualmente a su derecha, en la plaza de Birrambla.
Volvamos sobre nuestros pasos para continuar el recorrido. La calle Humo atraviesa el barrio por su mitad y se asoma a los olivos y rocas de las eras de El Portel… Nos encontraremos con un caótico suceder de calles empinadas y algunas placetas. Barrio alegre y bullicioso en otros tiempos, hoy en silencio pero bien conservado. También llamado Barrio del Humo, y en verdad que el humo de las chimeneas evidenciaba la vida que bullía en sus casas. A la derecha la calle Siete Vueltas, si las contamos es posible que se quede corto el nombre de la calle Baño, es un balcón al Guadalfeo, en ella vivieron los hojalateros más populares del pueblo. Ya hemos resaltado en otras ocasiones, la vocación artesanal y comercial de Cádiar, cuyo radio de acción abarcaba a los pueblos vecinos.
Vicente, Pepe y Carrero eran, entre otros, los hojalateros de Cádiar a mediados del siglo pasado. Vicente era hombre serio y cabal, patriarca de una numerosa prole. A Pepe lo veíamos con su arquilla al hombro; en un instante la instalaba en cualquier placeta del pueblo y encendía el fuego para el soldador.."Pepe, ¿le puede usted echar una laña a este a este tazón?" "Pepe ¿se podría arreglar este cacico?", "Pepe necesito que me hagas un candil para la cuadra". Y Pepe contestaba con gran aplomo: "Eso está hecho, buena mujer". Y remachaba la conversación con el santo y seña, un slogan publicitario que no dejaba lugar a dudas sobre la solvencia de la empresa. Afirmaba muy serio: "En habiendo carbón, hasta niñosjesuses".
Carrero era más postinero y jacarandoso, todo un personaje lorquiano. Nadie llevó, ni llevará con más arte los arreos de su oficio. Se le veía marchar, con el sombrero ladeado, a los pueblos colindantes: Timar, Lobras, Cástaras, Jubiles, Bérchules, Mecina Bimbarón, Jorairátar…con paso vivo. No faltaba a sus deberes, era un trabajador honrado y responsable. Acudía puntualmente a la cita de sus clientes salvo que una causa mayor lo impidiera, pero no era culpa suya. Cuando a uno se le atraviesa en el camino una… digámoslo ya de una vez: una bicha, una culebra, lo más sensato es volverse para casa y no tentar la suerte.
El Barrio Humo tenía también pastores, fragüeros, silleteros, alarifes, blanqueadores (Baltasar, Salvador.. el optimista y alegre "Zador" de mi infancia). Me falta espacio y conocimiento para nombrarlos a todos. El barrio se completa con una cueva de la que aún quedan restos. La cueva, llamada popularmente "La mina", se abre al río mirando al imponente Peñón del Portel., fue refugio de los vecinos en la última contienda civil. No se tienen noticias fidedignas ni documentos fehacientes que lo atestigüen pero son muchos los paisanos que afirman con toda seriedad la profundidad de la cueva, que atraviesa el pueblo todo lo largo que es y comunica con la casa de Maria Chacón, sede actual del ayuntamiento de la villa. Un pueblo sin cueva misteriosa, hecha a ser posible por los moros o al menos de aquellos tiempos, es un pueblo sin embrujo, un pueblo incompleto. Pues si bien, el Barrio Bajo aporta a Cádiar su imprescindible leyenda mora. La cueva tendría que sortear dificultades orográficas tan evidentes como el profundo barranco del Calvario, obra de ingeniería digna de un "metro", pero es igual: la leyenda esta ahí y no seré yo quien lo desmienta, no vayan a motejarme de libre pensador y aún masón.
En la parte alta visitamos la calle Olivos, con sus pendientes, recovecos y acogedoras placitas emparradas. La calle de la Ermita nos lleva a la carretera. Merece la pena contemplar, finalmente, las bellas panorámicas del barrio: una desde el cercano Peñón, otra bajando al río y una tercera desde la era de la Cruz, cruzando el Guadalfeo. Verdaderamente, el Barrio Bajo, nuestro querido Barrio Bajo, es un barrio muy fotogénico.

Fuente de la Información: Revista de "la Casa de Cádiar, Yátor y Narila". Edición de octubre. Artículo escrito por Paco Alcázar.