jueves, 15 de julio de 2010

ESPECTÁCULO DE FLAMENCO

Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra.com


El próximo día 16 de julio espectáculo de flamenco en el "Bar de Música" (antiguo Jamanadels).

"LA CALLE BAJA"

Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra.com


A continuación trasladaremos un artículo de la revista de "la Casa de Cádiar" (edición nº 38) perteneciente a Francisco Alcázar. Dicho artículo forma parte de un serial, "las huellas del paisaje", en el que nos describe diferentes rincones y barrios de Cádiar.

LAS HUELLAS DEL PAÍSAJE

"LA CALLE BAJA"

La Calle Baja de Cádiar tuvo, posiblemente, su origen en el camino que enlazaba las primitivas poblaciones del pueblo en tiempos muy remotos, o sea los actuales barrios de El Calvario y Barro Bajo en el Sur y El Castillejo y La Calleja en el Norte: los dos poblamientos asentados en las desembocaduras de los barrancos La Carnicería y Pedro Conde respectivamente.
Esta calle tiene su prolongación natural, que completa el enlace de los barrios extremos, en la calle Rueda, la Vereílla y el Barrio de la Placeta del Prado.
El trazado longitudinal le viene precisamente de ser "calle de paso".

A lo largo de siglos se fueron construyendo casas en su orilla. Nuestros paisanos antepasados disponían de abundante y cercano material de construcción: las lajas y piedras de pizarra del río, muy aptas para construir gruesos muros y sólidos ¡ balates Periódicamente, las riadas afloran una nueva remesa de sus entrañas. Las piedras eran transportadas a lo lomos de mulos y colocadas en parihuelas; también, cuando el tamaño o el peso lo requería eran llevadas a mano por los propios interesados, dos o cuatro sostenían las angarillas. Todavía pueden apreciarse restos de los muros protectores y de los balates que evitan el deterioro de los huertos. La piedra se colocaba sin argamasa por manos expertas que sabían encajar cada pieza. Estas construcciones aguantan siglos con un mínimo de mantenimiento.
Pero el río le da mucho más que piedras y agua en abundancia. Puede afirmarse que la Calle Baja vive por y con el río. Toda su actividad de agricultores y pequeños ganaderos está centrada en los prados; parece como si no tuvieran ojos ni oídos sino para verlo y escucharlo. La vista de sus pradmundo, todo un mundo casi autosuficiente, pendiente de las crecidas y estiajes, por eso la calle Baja hay que visitarla en primavera cuando las aguas limpias y alegres del deshielo dejan sentir su música de fondo. Cuántos han conciliado el sueño al sordo ronroneo del agua. Y si hubiera que elegir la hora, la mejor es a la caída de la tarde, cuando el sol se pone por la Era de la Cruz y el Cortijo de Gurriales. Un sol tibio y acogedor que baña los terraos y azoteíllas y entra por las ventanas de los dormitorios.

El trazado de la calle puede decirse que quedó completo en fecha muy temprana y no ha cambiado desde hace siglos. En el peritiempos y a la calle le había salido una temible competidora: la Calle Real, su vecina, que corre paralela a ella. La Calle Real, que se extiende desde el Calvario hasta la plaza de la Iglesia, fue objeto de la atención de los repobladores cristianos porque dispone de mejores solares. Algunas de las casas solariegas y señoriales del XVIII se pueden contemplar actualmente en la Calle Real. Calle más ancha, que se dotó de mesones y comercios de todo tipo en contraste con el "inmovilismo" de su vecina la prudente Calle Baja. Dos calles que discurren paralelas y que no pueden ser más diferentes: tan cerca físicamente y tan distantes en su ambiente, actividad, forma de vivir.
El itinerario de la calle Baja, llamada así en relación a su vecina la Calle Real, que está más "alta", es muy simple. Su trazado, un buen ejemplo de urbanismo "bereber" es irregular y adaptado al terreno: cada cual edifica a su gusto por lo que abundan las placitas diminutas, los poyos en altillo, las cuestas al río y las travesías, algunas con "tinaos", que la ponen en contacto con la calle Real.

Entremos por el Calvario, nada más empezar la cuesta, nos desviamos a la izquierda. La calle, en suave pendiente, estrecha, con un imponente muro de piedra, uno de las mejores muestras de protección de huertos del pueblo. A la izquierda se observa una típica adaptación al terreno de la entrada a una casa de labor. Hasta hace poco eran casas con una sola planta que daba a la calle y dos plantas traseras mirando al río, aleros y terraos a la vista.
En nuestro recorrido encontraremos salidas al río (dos) y a la paralela calle Real (cinco). Todas alternando caprichosamente y sin un plan de conjunto. La primera bajada el río es un "tinao" o pasadizo abierto en los bajos de una casa. Precedido de una placita: uno de los lugares más bellos del pueblo, con una pequeña balconada y cuartones a la vista. Más adelante y de forma abrupta uno no se espera a la derecha el otro "tinao" que podría en un principio confundirlo con el portón de un oscuro y profundo corral, nos lleva en pocos metros a la calle Real. Estos "tinaos", no de diseño como los de la moderna arquitectura alpujarreña, son auténticos: una joya sin afeites que nos transporta a otros tiempos. Deberían, es mi humilde opinión, conservarse sin arreglo alguno, tal cual, aunque hubiera que compensar a los dueños de las casas que los albergan.
Continuamos nuestro recorrido: caprichosos rincones y esquinas, baches y pendientes adaptadas al terreno, algunos balates o muros de protección que sirven igualmente de apoyo y mirador al río. A la derecha, la calle del Milagro, más bien un estrecho y empinado callejón, siempre peligroso de transitar e impracticable cuando hiela o nieva.

Después de algún recoveco fruto de antiguos "urbanizadores", otra calle a la derecha, Pontezuelas, ésta más amplia y más poblada que la anterior. Sigue a la izquierda una diminuta placeta y a continuación la Cuesta de Despeñaperros, unos de los lugares más conocidos del pueblo. Es la bajada al río, al polideportivo. En su base atraviesa el caz de los molineros que, como un reguero sigue paralelo a la calle y conecta los molinos de Enmedio y Bajo. La Cuesta de Despeñaperros es muy transitada y en ella se establecía la taquilla y el acceso a los partidos de fútbol de mediados del siglo pasado.
Llegado a este punto, la calle gira levemente a la derecha y sube una empinada y larga cuesta. A la derecha el callejón de los Juárez y un poco más arriba el de los Zuritas. A la izquierda, un muro de piedra con rústicas puertas que dan a los huertos.
Aquí termina la calle Real. Lo que sigue es la Rueda, que dejamos para otra ocasión.

Mediado el siglo XX, la Calle Baja era un hervidero de vida. Casi todas las casas estaban habitadas por familias numerosas como atestigua el siguiente sucedido: Aún se recuerda aquel invierno de nevadas. Cada mañana se arrojaba de los terraos una nueva paletada de nieve y las calles del pueblo se hacían impracticables. Alguien tuvo la feliz ocurrencia de llamar a rebato a los jóvenes. En menos de cuarenta metros de calle, salieron una veintena larga de mozos con espuertas y palas; formaron una cadena y fueron pasándose las espuertas llenas de nieve que volcaron en la cercana cuesta de Despeñaperros. Allí estaban los hijos de Rosa, los de Justo, los de Encarnación, los de Hilario, los de Ascensión… En una mañana quedó expedita la calle; cosa que no ocurrió, por ejemplo, con la vecina y pomposa Calle Real."

La calle, fiel a su origen, seguía siendo "de paso": mujeres a la lavar al río; agricultores a sus faenas; pastores con sus rebaños de cabras, varias ovejas y alguna vaca; un par de panaderías; un taller artesano del esparto; una minúscula taberna… La calle se animaba por las tardes con el trasiego de mozos y caballerías, las mozas en las ventanas, las tertulias en los trancos.
Gentes alegres y extravertidas, algunas tan populares como Frasco Ortiz (en el DNI, Francisco Rivas) y Benito Prats, amigos y tertulianos ambos…y chiquillos, muchos chiquillos, del barrio y de la vecina calle Real. Uno de estos críos, Paco el de Salvador, tuvo cierto éxito (tampoco hay que exagerar) entre algunos mayores a propósito de un lamentable hecho: A Benito se le murió el burro y al muchacho le hicieron aprenderse unos versos relativos al luctuoso suceso.
Era opinión de los mayores que los recitaba con tanta pena y sentimiento que algunos le pedían el relato. Hasta el propio Benito, desde la ventana, cuando lo veía pasar le decía: "Anda, Paco, dime lo que pasó cuando se me murió el burro". Con toda seguridad estos versillos no pasarán a ninguna Antología Literaria, pero el lector tiene derecho a conocer todos los pormenores de esta minúscula historia.

Helos aquí:

Estiró la pata,
arrugó el hocico,
y con mucha pena
a su dueño dijo:
"Adiós, Benito,
que me voy a la gloria
de los borricos".

(Paco no comprendía cómo aquel suceso, triste donde los haya, pudiera hacerle gracia a los mayores, esos seres tan raros que, por lo demás, tampoco se entienden mucho entre sí. Cuando veía un animal muerto, se imaginaba el entierro del burro de Benito, con su dueño lloroso, dándole vueltas al sombrero entre las manos, al borde de una fosa profunda y oscura. Una fosa dispuesta a tragarse al burro que esbozaba una siniestra sonrisa mostrando sus dientes monstruosos).

La calle Baja sufrió en la segunda mitad del siglo XX el mayor despoblamiento de su historia, si exceptuamos el ocurrido a finales 1570, consecuencia del Decreto de expulsión de los moriscos. Poco a poco, sus moradores marcharon con pesar e ilusión a Cataluña, Asturias, el Poniente Almeriense…. Fue repoblada otra vez y adecentadas las fachadas y el pavimento; pero no recuperó su anterior animación. Queda, no obstante, un no sé qué en su recoleto vivir, que nos hace rememorar tiempos pasados.


Fuente de la Información: Artículo escrito por Francisco Alcázar en la "Revista de la Casa de Cádiar, Yátor y Narila", (edición nº 38).

OBRAS DEL AYUNTAMIENTO DE CÁDIAR.

 
Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra.com

Ya se han terminado las obras de remodelación de las calles "Legio" y calle "Baños" en el Barrio Bajo. La primera se ha llevado a cabo con el PER Ordinario correspondiente al año 2009 y la segunda se ha completado por cuenta del Ayuntamiento. Las obras han consistido en la mejora de los saneamientos y pavimentación, así como la colocación de barandas.
Con el último PER también se ha contemplado el arreglo de la calle "Ermita" en Yátor.
Así mismo, el Ayuntamiento está realizando nuevos nichos en el cementerio de Yátor y de Narila.

Por otro lado, en este mes de julio está previsto que comience el PER Especial que contemplará el arreglo de la zona de recreo del "Agua Agria" de Narila y la pista de acceso a la misma.

También es muy probable que a lo largo de este verano den comienzo las obras contempladas en los Planes de Obras y Servicios de la Diputación Provincial de Granada que contemplan el arreglo de la Avenida de Andalucía (entrada del pueblo) y la calle Málaga.

En otro orden de cosas continúan las obras del parque del "Cura" (junto al centro de Salud), las obras de la nueva plaza "Encarnación García Alcázar" (en las antiguas escuelas), la nave usos múltiples de Narila (en el antiguo edificio de correos) y la Nave Multiusos de la plaza de España (antiguo Ayuntamiento de Cádiar) – las obras de ésta nave están ya casi terminadas-. Pendiente de comienzo está también la nueva "Fuente de las Cruces" junto a "la Pará de la Suerte".

Por otro lado ya se han licitado y se está pendiente de adjudicación las pistas rurales de "Montenegro" en Yátor y "Rambla del Banco" en la Contraviesa.