domingo, 31 de enero de 2010

ECOS DEL PASADO

Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra.com

Hoy de la mano de nuestro paisano Paco Alcázar viajaremos en el tiempo para trasladar a los más jóvenes aquella curiosa iniciativa que se desarrollo allá por los años cincuenta y sesenta en Cádiar. "La emisora de don Paco", párroco de Cádiar en aquellos años, y que retransmitía a través de los altavoces del campanario de la Iglesia como sí de una emisora de radio se tratase.
LA EMISORA DE DON PACO.


Dicen que hubo en la tele
una serie de gran fama:
"Cuéntame cómo pasó",
parece que así llamaban.
La descripción que propongo
de esta verídica estampa
quizá pudiera incluirse
en la mencionada saga.
Aunque le advierto al lector
y no es advertencia vana:
no hay inquina ni ojeriza
contra nadie y contra nada.

Ya mediados los cincuenta,
en nuestro pueblo de Cádiar,
en las tardes de verano,
la expectación se palpaba:
comerciantes, costureras,
obreros y amas de casa,
niños que van a la escuela,
hombres que van a la tasca:
nadie se quiere perder
tan prodigioso programa.
Los del bar sacan las sillas
a la calle bien regada,
y las costureras abren
de par en par las ventanas.
Se suben a los terrados
los que estaban en sus casas,
con el cesto de costura
y el bocata sobrasada.
Y los que están en el campo,
y los que están en la parva,
quienes van a por la yerba,
quienes cuidan de la cabra:
todos miran el reloj,
por ver la hora llegada
de comenzar la sesión
en la emisora de Cádiar.

En la torre de la iglesia
los potentes altavoces
lanzan al aire con fuerza
unos formidables sones.
La marcha triunfal se oye
por plazas, calles, rincones;
traspasa prados y hazas
y se encarama a los montes.
Abajo en la sacristía,
don Paco, el cura, dispone
todo lo que es necesario
para una emisión acorde:
dedicatorias, anuncios
y las últimas canciones.
Ya terminada la marcha
que a todos marchosos pone,
habla el "cura-locutor",
de Enrique Morón el nombre:
"Con ustedes Radio Cádiar.
A todos los que nos oyen,
les deseo las buenas tardes
con todas mis bendiciones".
Toma caldo de gallina,
pero no en rústico pote,
sino en infectos cigarros
que el asma le recomponen,
como otro "Padre Pitillo"
tan popular por entonces.
Bastante adicto al café,
pero no al café de sobre,
sino aromático néctar
que los "Boricos" le ponen.
Por eso resulta irónico
cuando a ellos les responde:
"Café de cebada pura,
el que toma el señor cura"

La nómina de ayudantes
que el buen cura poseía
era extensa, era variada,
como en una cofradía.
Sacaré tres al azar
de entre la chiquillería.
Con Eduardito Martínez,
"Camino verde" se oía;
el gran Antonio Jiménez,
que de locutor hacía,
y Carmencita Jiménez,
que recitaba poesías.
Qué pena que estas tres voces
de contrastada valía
no hayan seguido en la radio
donde tanto prometían,
aunque sí en Medicina
Banca y Pedagogía.
Si a muchos yo no los cito,
no es falta de cortesía:
hay que evitar que el relato
se prolongue en demasía.

Los sastres llaman al orden,
que, por escuchar la radio,
no se abandone la plancha
ni se descuide el trabajo:
Reinoso, Zurita, Juárez,
los Bayos, el maestro Ignacio...
maestro en los dos sentidos:
en la música y en el paño.
A los que toman café
se les enfría en el vaso;
las mozas que van por agua
se les derramaba el cántaro,
y las que bordan los velos
se llevan algún pinchazo
pues su novio, muy galante,
el día de su cumpleaños,
le dedica una canción
en la Emisora don Paco.

Don Manuel, el boticario,
saca la silla a la acera:
"Buenas tardes, don Manuel.
Buenas las tengas, mozuela.
¿Qué, escuchando a don Paco?
Eso es.... y tú …tan bella.
Pues se agradece el cumplido;
gracias, y que usted lo vea".
Más arriba, en la plaza,
Don Mauricio, a la espera,
circunspecto, pensativo,
frente a otra silla de anea
que ocupa el guardia civil
que está de servicio en puertas.

A petición del oyente
Antonio Molina canta;
si lo quiere Paco Pérez,
con esta razón ya basta.
Las canciones del momento:
de Machín y Valderramas,
la inmortal Concha Piquer
y Marifé de Triana:
toda fuerza, toda garbo,
toda pasión, toda alma.
¡Ánimo, que no se diga!
¡Teresa, Pepa, y Paca:
esas piernas, esa cintura!
¡A bailar por sevillanas!
Desde la huerta le escuchan
las tres en sendas hamacas,
con angelical sonrisa
de comprensivas hermanas.
Entre canción y canción,
anuncios publicitarios,
sin tarifas y sin trámites,
sin rellenar formularios.
La publicidad es gratis,
pero si quiere dar algo,
la Virgen de la Esperanza
tendrá su manto bordado.
Sección de tiendas, de industrias
y también de asuntos varios.
Para que tengan noticia
de nuestro rico muestrario,
ahí van estos ejemplos
de cada sección un caso:

"Encontraré lo que quiero
en Calzados Caballero"
Este eslogan inocente
produjo un gran contratiempo,
pues alguien, de su cosecha
y sin pensarlo un momento,
agregó acto seguido:
"ensartados cual pimientos".
Lo que oído por el cura,
se disculpó del entuerto
y reprendió al monaguillo
por tan lamentable hecho.

"Cristal y loza, Casa Mendoza;
loza y cristal, Casa Corral"
No encontrarán ustedes
un anuncio tan genial,
tan sintético y eufónico,
curioso y original;
pues une a la competencia
tratándolos por igual.

"Del material más fino
son Mosaicos Celestino".
Algo forzada es la rima,
aunque no falto de tino,
pues al correr de los años,
un gran negocio se hizo.

No sólo los comerciantes
recurrían a don Paco;
si estabas en un aprieto,
era una mano de santo:
"Se han perdido dos lechones,
propiedad del "compá" Álvaro,
aquél que dé razón de ellos
será bien gratificado".
Los ecos de sociedad,
de color rosa y morado,
ocupaban su lugar
en esta singular radio.
Advertencias indiscretas,
que por prudencia me guardo,
pues lo que en mí sería ofensa
tenía disculpa en don Paco.

La tarde va declinando
últimos ecos se alejan,
la función toca a su fin,
el micrófono se cierra.
Cada mochuelo a su olivo,
atrancan ventanas, puertas...
No estéis tristes, cadiareños,
no tengáis pena ni queja,
pues mañana, si Dios quiere,
otra sesión nos espera.

Francisco Alcázar


Fuente de la Información: Artículo escrito por Paco Alcázar y publicado en la Revista de la Casa de Cádiar, Yátor y Narila.

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