sábado, 5 de septiembre de 2009

Cádiar en la guerra de la Alpujarra (1568-71), según Hurtado de Mendoza.

Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra.com
 
En el foro CIUDAD de Cádiar se ha suscitado un debate respecto a la veracidad de los hechos que acontecieron entorno a la rebelión morisca y la coronación de Abén Humeya como rey en el olivo de Narila. Todo a raiz de una novela reciente "la mano de Fátima", que parece ser, que situa la coronación en Beznar.

Aquí les traslado, por si puede servir de algo, un extracto del libro de Cádiar "Testimonio y semblanza".
En el apartado de historia, donde se realiza un acercamiento por encima, a nuestras raíces históricas por parte de doña Adela Fernández Tarifa (historiadora y paisana nuestra)

Cádiar en la guerra de la Alpujarra (1568-71), según Hurtado de Mendoza.

Hurtado de Mendoza, recuerda que la rebelión de los moriscos alpujarreños contra el injusto trato que recibían de la Corona se gestó en Cádiar: "…determinaron algunos de los principales juntarse en Cádiar, lugar entre Granada y la mar, y el río de Almería, a la entrada a la Alpujarra". En Cádiar fue la coronación de primer rey, D. Fernando de Valor, sobrino de D. Fernando el Zeguer, alguacil y persona principal de Cádiar, al que el nuevo rey nombró capitán general, quien partió luego para Cádiar, donde tenía casa y hacienda". En Cádiar se produjo el primer enfrentamiento con al fiero Aben Farrax, que aspiraba a la corona.

También fue desdichado escenario de los primeros excesos y crueldades cometidas por los moriscos contra los cristianos, siendo aquí asesinado, en los primeros momentos de la revuelta, el capitán Herrera, quien viajaba desde Granada a Adra "y vino a hacer la noche a Cádiar". Unos datos que inciden en lo antes dicho: nuestro pueblo ocupaba un privilegiado enclave estratégico y era un obligado punto de referencia para los viajeros, porque sería uno de los pocos lugares con palacios y posadas dónde hospedarse dignamente. No extraña pues que este historiador nos relate el continuo ir y venir de tropas hacia Cádiar, un lugar que pisaron sin duda los jefes militares cristianos más destacados, como el Marqués de Mondejar, el de los Vélez, y el mismo D. Juan de Austria, por ejemplo.

Cuando los avatares de la guerra se vuelven más adversos a los moriscos, proliferan los enfrentamientos partidistas entre sus distintos cabecillas. En este contexto hay que situar las tramas para derrocar Aben Humeya, que también dieron lugar a reuniones, con la complicidad de Diego Aguacil que le guardaba rencor por haberle quitado a su concubina. Episodios que culminaron con el asesinato del rey moro en Laujar, y la coronación de Abe Aboó como nuevo rey, quien se presentó muy pronto en Cádiar con 10.000 hombres. Naturalmente, llegada la hora de la rendición a las tropas cristianas, éstas se apresuraron a enviar refuerzos hacia Cádiar, dónde D. Juan de Austria fijó un retén permanente "de 300 hombres con el capitán Berrío" para reprimir cualquier rebeldía. Precisamente en Cádiar le llegan noticias de la huida de muchos moros "al Cechel, costa mar, por ser tierra áspera y de muchos jarales", enviando a perseguirlos a un ejército de 1200 soldados mandado por D. Miguel de Mendoza.

Culminada esta importante empresa con éxito nos cuenta Hurtado de Mendoza que "volvió D. Miguel con la cabalgada a Cádiar, donde quedó el campo"; un dato que convierte a nuestro pueblo en el centro de operaciones cristianas al final de la guerra, desde donde los ejércitos cristianos envían refuerzos hacia Ugijar, Berja, Vélez Benaudalla y otros muchos lugares de la Alpujarra. También en Cádiar se negociaron las condiciones para lograr la colaboración de algunos prisioneros moriscos, que serían perdonados si tendían una trampa a Abén Aboó. Entre estos traidores moriscos estaba la familia del Xeniz, que parlamentan con un mediador cristiano llamado Barredo: "Francisco Barredo se fue a las Alpujarras, y en llegando al presidio de Cádiar, sacó de una bóveda del castillo un moro que tenía preso y le dio una carta para Gonzalo de Xeniz..(y que) se viniese a un cerro media legua de Cádiar, y que donde viese una cruz en lo alto le aguardase…" .Allí, (¿en el Cerro de la Tinaja?), se decidió la traición a Abén Aboó, que fue asesinado por Gonzalo el Xeniz en una cueva de Bérchules el 14 de marzo de 1571. La resistencia había finalizado: el cuerpo mutilado del último rey alpujarreño sufrió escarnio público en Granada. Todos los moriscos fueron deportados fuera del reino de Granada. El traidor Xeniz tuvo su perdón, y el mediador cristiano, Barredo recibió del rey seis mil ducados "en bienes raíces de los moriscos".

Ahora comenzaba otro drama para nuestro pueblo, que quedó despoblado, destruidas sus viviendas y abandonados sus campos. Pasaría tiempo antes de que llegaran nuevos pobladores cristianos a dar vida a Cádiar. De ellos procedemos todos nosotros. Pero esa ya es otra parte de la historia.

Fuente de la información: libro "Cádiar testimonio y semblanza".
En su apartado "Cádiar: Historia y Memoria" (estudio realizado por Adela Tarifa Fernández).

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