Fuente: libro de visitas de cadiar-alpujarra.com
La calle del Presidio discurre en dirección este-oeste Comienza en el Barranco Lugar salvando un pequeño puente, tiene abrigados y recoletos huertos, está bien soleada; luego da un leve giro a la izquierda, dejando a su derecha una plazoleta y la cuesta de La Paloma. A continuación viene una placeta, auténtico centrodel barrio; de ella desciende, a su izquierda, la calle del Sauce y unos metros más adelante, a la derecha, comienza la Terrera. Finalmente, y antes de dejar a su derecha una acogedora placeta apta para tomar el sol en invierno, baja en corto trecho a la calle Real Baja, la que fue más importante del pueblo como su nombre indica. Por el Presidio, y procedente del vecino barrio de La Ermita, pasa el patrón san Blas todos los años en Reyes camino de la Iglesia, así como las restantes imágenes que van en procesión por la parte baja del pueblo.
La segunda calle en importancia es la popular Terrera. Llamada así por asentarse sobre el talud de tierra que el barranco excavó en el noroeste del barrio. Este lugar bien pudo servir de minarete desde donde partiría la voz del muecín o almuédano llamando a la oración. Si la anterior calle mira a la Contraviesa, ésta lo hace a Sierra Nevada, sólo posee casas en un lado en casi todo su recorrido; merece la pena visitarla y admirar sus hermosas vistas. Ambas, Presidio y Terrera, confluyen en la calle Real Baja a pocos metros de distancia. La otras dos calles han recibido distintos nombres; en la actualidad son la de La paloma, un callejón que sube a la carretera y al cortijo de La Paloma, de ahí su nombre, y el Sauce o los Sauces, callejuela estrecha y quebrada que desciende abruptamente por la ladera sur; existió en su trayecto final, en el barranco que atraviesa la calle Real Baja, un sauce que le da nombre.
Que este barrio, a pesar de su reducida extensión, fue con toda probabilidad el núcleo del pueblo, lo podemos comprobar rastreando sus múltiples actividades económicas. Asombra ver las numerosas actividades del sector servicios que se han asentado en él, aparte de la agricultura y ganadería. Citemos algunas:
En su extremo este, en el mismo Barranco Lugar, hubo hasta no ha mucho tiempo una pujante industria de alfarería: cántaros, botijos, lebrillos, maceteros
Algunos recordamos un establecimiento de exposición y venta, así como a los alfareros laborando.
Posiblemente queden aún restos del horno. De todos los oficios, tal vez sea este el más antiguo del barrio: nacería con el mismo poblado y exportaría su cerámica por los distintos poblamientos alpujarreños e incluso comerciaría con los colonizadores que subían por el río; más recientemente, sus productos los exponían en los mercados y ferias de la zona.
Dos actividades de gran repercusión para el pueblo tuvieron su asiento en la calle de la Terrera: Una, de antiquísimo origen y vital para el desarrollo económico: los transportistas. Hasta bien entrado el siglo XX, los cosarios llevaban a la capital productos de la agricultura y ganadería del terreno y traían alimentos, manufacturas, ultramarinos
Camino de Órgiva, con sus mulos cargados de mercancías o portando a los viajeros, atravesaban el río, seco unas veces, con peligrosas crecidas otras, tal como lo hicieran sus compañeros desde tiempos inmemoriales. La otra profesión era la fotografía: el retratista, que como es sabido es mucho más que un simple fotógrafo, natural de Itrabo, inmortalizó los actos solemnes de bastantes generaciones, y gracias a sus buenos oficios conservamos una instantánea de nuestra primera comunión, de nuestra boda, de la feria
En la calle llamada ahora de Los Sauces vivió una familia de oficio carnicero. La mujer, una activa y convincente trabajadora, desempeñaba la modalidad de servicio a domicilio con notable eficacia. La víspera del día en que iba a sacrificar un animal, normalmente cerdo, a veces cabrito o borrego, muy raramente una ternera o vaca accidentada en la sierra, se pasaba por las casas de sus clientes y anotaba los pedidos. Al día siguiente los servía a domicilio puntualmente.
Otro oficio, el más sonado de todos, el que más ruido hace, el que no se puede ocultar, el que nos emociona profundamente y nos despierta los recuerdos con sus contundentes aldabonazos, el que todos esperábamos con una mezcla de deseo y temor, el que hace a los niños reír y llorar al mismo tiempo, abrir los ojos como platos y cerrarlos fuertemente, el pregonero inequívoco de fastos y celebraciones
tuvo asimismo su domicilio en este singular barrio, ubicado en la soleada placeta ya citada en la calle del Presidio: me refiero, como el lector ya supone, a la pirotecnia. El cohetero, oriundo de Ugíjar y afincado en Cádiar, "quemó castillos" en fiestas de toda la Alpujarra y fuera de sus límites: en la Costa, el Marquesado, Campo de Dalías
y aun en la corte alauí del rey Hasán II de Marruecos, adquiriendo un justo y bien ganado prestigio.
El Presillo compartió otras actividades con el resto del pueblo: un taller de corte y confección: la maestra dejó fama de su buen hacer e instruyó a generaciones de jóvenes costureras y eficientes, en aquellos tiempos, amas de casa; músicos que aportaron su valía a la ya de por sí exigente banda municipal, la justamente recordada por sus "funciones" en numerosos pueblos; agricultores de toda la vida, expertos en sacarle a la tierra dura todo tipo de productos, con un poco de suerte, aún se puede visitar algún lagar y su bodeguilla de uso casi familiar
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Los presilleños son gentes laboriosas, amables y de interesante trato; no le digo más que yo he tenido la suerte de conocer a algunos como a Serafín, a Agustín, a "Pepetín", a Martín, a "Colorín", a Joaquín
-Un momento, un momento
y perdone la interrupción. ¿No le parece a usted que para un barrio tan pequeño hay demasiado "in"?
-Pues no, en absoluto. Tenga usted en cuenta que de lo anterior dicho y de lo mucho que falta por decir se colige que este es un barrio de mucho postín.
Fuente de la Información: Artículo escrito por Francisco Alcázar en "la Revista de la Casa de Cádiar, Yátor y Narila" edición nº 25. "2ª Parte del artículo títulado "EL PRESILLO".